La situación en la que nos deja la pandemia, propuestas para afrontarla y pensamientos para un mejor mundo
La vida entrando a la “Nueva Normalidad”.
Las sociedades han estado recluidas de manera voluntaria en diferentes partes del mundo durante los primeros meses del 2020. Esto ha llevado a reinventar las actividades que se llevan a cabo en nuestras sociedades casi en su totalidad. El cambio más obvio se ha visto en los sectores privado, público y académico, en los que la necesidad de digitalización ha llevado a la incorporación de nuevos paradigmas para tratar de resolver la falta de socialización. Sin embargo, estos paradigmas exacerban problemáticas constantes como la falta de recursos (principalmente agua), ingresos fijos, luz y telecomunicaciones. A la par, las problemáticas sociales que eran focos de atención antes del confinamiento, como la inseguridad, la violencia familiar y el estrés causado por la explotación laboral, han convertido los hogares en zonas minadas que no todos cruzan ilesos.
Al adentrarnos en la nueva normalidad, vemos que todas las problemáticas que caracterizaban nuestras sociedades regresarán, a pesar de que se siga promoviendo la sana distancia. Este momento es clave para replantearnos qué tipo de persona queremos ser y qué sociedades queremos construir. El fin será tan importante cómo los medios, ya que si no se definen maneras de trabajar que promuevan resiliencia, adaptación y mitigación de futuros problemas, no habremos aprendido nada de este tiempo en confinamiento. Si se promueve la salud del medio ambiente para que este pueda albergar todos los ecosistemas de los cuales dependemos, las sociedades tendrán mejores herramientas para cuidar de sus individuos, quienes no solo podrán desarrollar soluciones que velen por sus sociedades, sino que podrán promover la recuperación de la salud global.
Acciones del Mundo durante la Pandemia y enseñanzas a futuro.
Podemos ver que no hay una receta perfecta para el desconfinamiento ya que varios países en europa han repuntado en el número de casos de contagio. Sin embargo, varios países en Asia lograron contener la propagación del coronavirus gracias a la constancia de sus habitantes en el seguimiento de las indicaciones de sus gobiernos. Un caso ejemplar es el de Vietnam, que, con una población de 94 millones de habitantes, únicamente registró 327 casos. Esto se logró mediante una aplicación estratégica de pruebas en aeropuertos y la puesta en cuarentena de personas infectadas, así como un seguimiento extenso de contacto con portadores del virus por medio de una app, constantes mensajes de información para su población y el desarrollo de un kit de detección rápida.
Muchas industrias se congelaron en Nueva Zelanda cuando se adoptó la medida de un confinamiento nacional. Sin embargo, existen varias propuestas de rescate, específicamente en lo que respecta al turismo, para volverlo un pilar de la economía kiwi. Al promover trabajos que fomentan la recuperación de bosques nativos y manglares, el ecoturismo permitiría mitigar los efectos del cambio climático y fomentar inversiones a largo plazo que protejan a la población.
En Europa se propuso algo similar. En Alemania se está buscando promover la creación de trabajos que reduzcan las emisiones de CO2, aumentar los subsidios en bienes sostenibles, tales como autos eléctricos, y promover impuestos sobre la emisión de carbono. En Ámsterdam, Países Bajos, se ha creado un nuevo modelo económico denominado la “economía de la dona”. Este busca cubrir las necesidades básicas de la población para que crezca sin repercusiones al medio ambiente en el proceso. La dona está limitada en el círculo inferior por los cimientos básicos que toda sociedad debe tener y en el círculo superior por un tope ecológico. La propuesta es incorporar a todas las personas con sus necesidades básicas, colocándolas al centro de la dona, en el límite del crecimiento social sin causar disrupción ecológica. Para lograrlo, se debe procurar que las viviendas sean equitativas, que haya buenos sistemas de recolección de basura y que todas las acciones estén basadas en la sustentabilidad.
La Sostenibilidad como apuesta segura.
Se estima que los niveles globales de emisiones de carbono se reducirán 8% este año, alcanzando niveles de medición parecidos a los del 2010, a raíz del bajo consumo de energía. Estamos en el momento perfecto para empezar a crear nuevos hábitos que fomenten el crecimiento de sociedades que busquen mejorar la vida de todos sus integrantes. Los grandes cambios no serán justos con todas las personas, pero al final, nos dejarán un mundo más equitativo. Es necesario trabajar para cultivar un mejor mundo y no sólo el crecimiento del ser humano.
Debemos reencontrarnos con la naturaleza, ya que se nos ha olvidado que, sin ella, no hay comida, no hay biodiversidad que proteja las áreas naturales y no hay vida para poblar las ciudades. Podemos encontrar consuelo en el hecho de que los pueblos autóctonos del mundo han perfeccionado técnicas para vivir en harmonía con la naturaleza desde hace muchos años, y con nuestros avances científicos, se pueden lograr combinaciones que fomenten la recuperación de los sistemas que hemos dañado, sin dejar a nadie atrás.
Las crisis, como esta pandemia, exacerban las problemáticas que las sociedades ya venían arrastrando, y de no hacerse cambios que promuevan el bienestar de todos, cuando los sistemas colapsen, no nos podremos seguir llamando sociedades civilizadas. Este tiempo de confinamiento ha desgastado mentalmente a más de uno y nos ha mostrado que nuestras acciones individuales pueden tener consecuencias devastadoras. También se han visto pinceladas de lo mejor de la humanidad, principalmente al momento de ser solidarios y apoyarnos entre todos. Debemos recordar que, al vivir en sociedad, dependemos del bienestar de los demás, y debemos promover el consumo local, actividades que fomenten un buen tejido social, el cuidado del medio ambiente y la promoción de nuevas viejas prácticas para cubrir nuestras necesidades.
Los increíbles avistamientos de animales en diferentes ciudades durante la cuarentena podrían ser algo de lo cotidiano si logramos un desarrollo sostenible. ¿No sería grandioso promover actitudes que fomenten nuestro regreso a la naturaleza con todas las enseñanzas y virtudes que hemos adquirido gracias a nuestra curiosidad? Los seres humanos nos convertiríamos, no solo en promotores del crecimiento científico y de nuestras sociedades, sino que, también, del elemento más intrínseco de nuestro desarrollo: el crecimiento natural.
Autor: Raúl R. Gío Hernández, gioraul.sdsn@cic.unam.mx, Equipo SDSN México.